
Aunque el pueblo de Feria no existe con ese nombre, la localidad en la que se ha rodado la nueva serie de Netflix, 'Feria: la luz más oscura', y que luce con la fotografía de David Acereto, sí es real. A continuación, te contamos todos los detalles del rodaje de la que puede ser una de las series del momento.
Feria: la luz más oscura es una nueva serie española que se suma al catálogo de Netflix. Se trata de un thriller fantástico del que te contamos mucho más aquí, de la mano de sus protagonistas, y que está ambientado en los años 90 en un pueblo de la provincia de Cádiz.
Sin embargo, no te molestes en buscar Feria en Google Maps porque ese pueblo no existe, al menos no en Andalucía. El municipio que ha servido para recrear el escenario en el que transcurre la serie es Zahara de la Sierra, ubicado en la Sierra de Grazalema y perteneciente a la ruta de los pueblos blancos.

Aunque el rodaje también ha llevado a parte del reparto a Barcelona, ha sido en la provincia de Cádiz donde ha tenido lugar gran parte del trabajo, que ha sido además muy intenso, según las protagonistas. "Nos fuimos un mes a Andalucía, en pleno COVID, no nos podíamos relacionar fuera del equipo, y estuvimos encerrados un mes en el hotel, éramos grupo burbuja y hemos hecho familia. Ha sido muy intenso, pero también muy divertido", aseguran las actrices Carla Campra y Ana Tomeno. Tienen un gran recuerdo, aunque aseguran que todo tiene su parte buena y su parte mala: "Hemos vivido mucho el universo Feria, no podíamos desconectar. Tiene su parte buena y mala, recordarlo impresiona, emociona mucho".

A Campra y Tomeno las vemos recorrer las empinadas calles empedradas de Zahara de la Sierra (Feria, en la ficción), desde donde se vislumbra el impresionante embalse que también tiene protagonismo en algunas de las primeras escenas de la serie. El director de fotografía de la serie es David Acereto, que en alguna entrevista ha explicado que "los exteriores luminosos de la sierra de Grazalema se utilizan como la fachada tras la que se oculta la verdadera naturaleza del lugar". La luz que reflejan las encaladas fachadas sirven de contraste para "interiores oscuros densos y cargados en los que se esconden los secretos del pasado".
